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5 parques nacionales subestimados de Sudamérica para tu primera visita »

Sudamérica concentra algunos de los parques nacionales más espectaculares del planeta, pero muchos viajeros repiten los clásicos y dejan fuera joyas menos conocidas que ofrecen paisajes dramáticos, biodiversidad única y experiencias auténticas con menor masificación.

Estos parques son ideales para una primera visita con enfoque de naturaleza responsable y fotografía de paisaje otoñal del hemisferio sur y transición primaveral, según el calendario estacional contrapuesto al norte que marca septiembre, cuidando no repetir listados ya presentes en el archivo del sitio y manteniendo el formato editorial de rankings de 5 ítems.

1. Parque Nacional El Impenetrable, Argentina

La provincia del Chaco protege un mosaico de bosques secos, esteros y riberas donde el silencio de la sabana chaqueña se rompe con el vuelo de guacamayos y la huella del tapir, en una experiencia que combina senderos interpretativos, navegación por el Bermejo y estancias comunitarias con enfoque de conservación, lejos de los circuitos saturados de Patagonia o Iguazú y perfecta para una primera incursión en el Gran Chaco austral.

El otoño austral y la primavera temprana alivian temperaturas, mejoran la observación de fauna y hacen más cómodo el trekking entre quebrachos y algarrobos, con cielos limpios para astrofotografía y posibilidad de avistar pecaríes, armadillos y rastros de yaguareté en zonas delimitadas por guías locales, reforzando un turismo de bajo impacto.

2. Parque Nacional Chiribiquete, Colombia (sobrevuelo)

La serranía de tepuyes del Chiribiquete, Patrimonio de la Humanidad, permanece cerrada al visitante terrestre para preservar ecosistemas y comunidades no contactadas, pero los sobrevuelos autorizados permiten contemplar mesetas de arenisca, selva infinita y arte rupestre milenario, una experiencia aérea que concentra lo sublime de la Amazonia en pocas horas, ideal para una primera aproximación respetuosa y ordenada por operadoras certificadas.

Los cambios de estación en el hemisferio norte invitan a programar esta salida cuando disminuyen chubascos y la nubosidad ofrece ventanales amplios sobre los tepuyes, con luz oblicua que dramatiza relieves para fotografía y narrativa audiovisual de divulgación, evitando el impacto de pisada directa en suelo sagrado y frágil.

3. Parque Nacional Sajama, Bolivia

Bajo la mirada del nevado Sajama, el altiplano despliega géiseres, aguas termales y queñuales, con caminatas de altura hacia campos base y aldeas aymaras donde el tiempo se mide por el viento, la lana de alpaca y el brillo de la Vía Láctea, uno de los cielos más limpios de la región para combinar trekking y astroturismo en circuitos cortos y bien señalizados.

La primavera altiplánica modera el frío nocturno y permite intercalar baños termales con rutas de fotografía de volcanes y bofedales, mientras se apoyan iniciativas comunitarias para guías, alojamiento y gastronomía andina, favoreciendo una primera visita sostenible y segura.

4. Parque Nacional Serra da Capivara, Brasil

En el sertón de Piauí, cañones rojizos guardan el mayor conjunto de arte rupestre de América, con senderos que conectan miradores, paredes con escenas de caza y ritual, y centros de interpretación que explican cronologías y técnicas, abriendo una puerta singular al poblamiento temprano del continente en entornos semiáridos de belleza hipnótica.

La estación seca y térmicamente más amable facilita largas caminatas por circuitos temáticos, con guías que protegen el patrimonio y orientan las mejores horas de luz para captar pigmentos y texturas, siendo un complemento cultural perfecto a itinerarios de litoral brasileño.

5. Parque Nacional Yasuní, Ecuador (zonas habilitadas)

Uno de los hotspots de biodiversidad más densos del planeta ofrece experiencias en torres de dosel, kayak por riachuelos oscuros y observación de collpas de arcilla con loros y guacamayos, además de encuentros interpretados con comunidades kichwas en lodges que trabajan con estándares de bajo impacto, circunscritos a áreas autorizadas.

Planificar una primera visita en temporada de menor lluvia mejora el avistamiento de mamíferos y aves, reduce mosquitos y favorece traslados fluviales, mientras se contribuye a una economía que depende de conservar el bosque primario, reforzando la narrativa de viaje responsable y fotografía naturalista.

Yuniet Blanco Salas

Yuniet Blanco Salas

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